sábado, 7 de julio de 2012

Cantar... ¡Pero si no soy cantante!

Le reproche en silencio, apenas recibi aquella orden inesperada.

Pero a Dios no le gustan las vueltas.

"Alabadme" era la orden.
Cantar era la respuesta.

Tal vez yo (tal vez tu tampoco) no sea cantante, pero al Señor poco le importa aquello.
No significa que tenemos que cantarle como le cantariamos al vecino.

Significa que no le importa si desafinas, si no cantas como profesional.
No le importa si te equivocas.
Con Dios, bien sabemos, lo que vale es la intención.

Canta, como jilguero o como cuervo, pero cantale.

Una canción a veces hace lo mismo que una oración.

Cantar libera.
Cantar rompe cadenas.
Cantar emociona.

Por eso, me he decidio a hacerlo, a como salga.

Alabadle al Señor, todas las criaturas.

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